EXPRESIONES Y EPÓNIMOS GASTRONÓMICOS
DEL MUNDO A LA COCINA, DE LA COCINA AL MUNDO
Muchos son los que piensan en una conexión global de todo y que cualquier cosa que se produce siempre es fruto de la sinergia entre todos sus actores. Y creo que lleven toda la razón.
Si trasladamos esta reflexión a los fogones, la gastronomía se halla manifiestamente conectada con su entorno; y ello se refleja, sin ir más lejos, en la primera necesidad intrínseca al ser humano: la comunicación, el lenguaje.
La cocina se halla rebosante de acepciones comúnmente utilizadas para designar alimentos, platos o técnicas culinarias con nombres de personas o lugares: pepito de ternera, bechamel, ensalada Waldorf, salsa albufera, clementinas… Se podría decir que es la conexión de la cocina con el ser humano, con el mundo.
A su vez, muchas son las expresiones culinarias que utilizamos en nuestro día a día, reflejando nuestra profunda conexión con la gastronomía, y amor por ella: irse a freír espárragos, dártelas con queso, tirarse el pisto, poner la guinda.
Se podría decir pues que el mundo y la cocina se nutren recíprocamente desde un punto de vista lingüístico, enriqueciéndose mutuamente.
La búsqueda del origen de una de estas acepciones culinarias con nombre propio (al baño maría) abrió la caja de Pandora de este artículo, cuando comenzamos a preguntarnos quién pudo ser esa mujer…
BAÑO MARÍA: ORIGEN DE LA EXPRESIÓN
Como bien es sabido, cocinar al “baño María» consiste en cocer un alimento dentro de un recipiente con agua, con el fin de que se cocine por medio del agua caliente y no por el calor del horno o fuego directamente. Ahondaremos en ello, si bien iremos primero a su definición oficial.
Según la RAE
La RAE nos proporciona dos acepciones:
baño maría
1. m. Procedimiento mediante el cual se calienta el contenido de un recipiente colocándolo dentro de otro que contiene agua hirviendo. La crema se calienta al baño maría.
2. m. p. us. Recipiente con agua puesto a la lumbre y en el cual se mete otra vasija para que su contenido reciba un calor suave y constante en ciertas operaciones químicas, farmacéuticas o culinarias.
Además, la Academia admite «Baño María» y «Baño de María» como sintagmas aceptados.
¿Existió María realmente?
Como decíamos al inicio, esta archiconocida técnica culinaria fue la semilla de este artículo.
Una tarde otoñal cociendo al baño maría un flan comenzó a revolotear sobre mi cabeza una pregunta: ¿Y Quién era María? ¿Se tratará de un arabismo que el propio lenguaje ha deformado o realmente esta persona vivió?
Tras rastrear su etimología consultando varias fuentes, hemos llegado a la conclusión final de que efectivamente María existió, con varios matices:
· Según el Diccionario de usos y dudas del Español de Sousa, el origen de la expresión es discutible: “El sintagma baño (de) María recibe distinto tratamiento, en cuanto a la mayúscula, según el origen que se le atribuya a la palabra María. Según Lozano Ribas se deriva de «ma harí», que en árabe significa «agua caliente»; si esto fuera cierto, habría que escribir baño (de) maría, es decir, baño de agua caliente.
Sin embargo tanto Corominas como Seco (grandes etimólogos españoles), aducen que María se refiere a la hermana de Moisés, ya porque «velaba mientras anduvo a flote, dentro de su cuna, por las aguas del Nilo» (Corominas) o porque se le «atribuían obras de alquimia» (Seco); en cualquier caso, también aquí debería escribirse con minúscula, pues ya ha dejado de aludir al ser preciso a que se refiere, especialmente cuando se escribe baño maría (como vino jerez, agua colonia, etc.)”.
· Según el Diccionario Panhispánico de dudas (DPD) también nos estamos refiriendo a María, la hermana de Moisés. Conocida como María la Judía de Alejandría, se trató de la primera alquimista de la historia.
· Señalan Alberto Buitrago y Agustín Torijano en su Diccionario del origen de las palabras, que en el Antiguo Testamento lleva este nombre (Maryam: «la señora») la hermana de Moisés, de donde ellos atribuyen deriva la expresión «baño de María».
· Otras fuentes hablan de María la Judía, María la Hebrea, o Miriam (María en arameo era Maryam o Miryam) la Profetisa, alquimista que vivió en Alejandría entre los siglos I y III después de Cristo.
Parece ser que no hay dudas sobre la dirección a la que apuntan todos.
La expresión «Baño María” o “Baño de María» procede de María la Judía, primera mujer alquimista de la historia.
Entre sus aportaciones están diversos métodos de fabricación de extractos y procesos de blanqueamiento así como el ácido de la sal marina y el ácido acético. Por supuesto, María fue la inventora de una doble caldera, un método efectivo que permitía traspasar calor de un cuerpo a otro sin llegar nunca al punto de ebullición.
Con el tiempo, esta expresión pasó de la alquimia a la cocina.
Así pues y concluyendo, María la Judía es epónimo del término “al baño maría”, es decir, se trata de un nombre de una persona o de un lugar que designa un pueblo, una época, una enfermedad, una unidad, un procedimiento, un plato, una técnica…).
OTROS EPÓNIMOS GASTRONÓMICOS
Os deleitamos ahora con una muestra de otras múltiples técnicas y platos gastronómicos que deben su nombre a personas o lugares, así como una breve explicación de su origen.
>Vidal blanc
Variedad de uva híbrida que lleva el nombre de su criador, Jean-Louis Vidal.
>Yemas de Santa Teresa o Yemas de Ávila
Dulce tradicional hecho a partir de yemas de huevo, azúcar y limón, en ocasiones lo vemos con zumo de limón y otras veces sencillamente infusionando la piel del cítrico. El resultado, unas bolitas anaranjadas cubiertas con azúcar glas, con una fina capa crujiente, provocada por el endurecimiento del azúcar, y muy suaves en el interior, un bocado que se funde en el paladar.
Estas yemas toman el nombre de la ciudad española donde se elaboran así como el de Santa Teresa de Jesús, monja oriunda de Ávila fundadora de la Orden de Carmelitas.
>Sándwich
Uno de los alimentos más populares del mundo y para algunos estudiosos, la mayor aportación británica a la gastronomía mundial, tuvo su origen en la ludopatía de un hombre. John Montagu, cuarto conde de Sandwich y aristócrata inglés del siglo XVIII, tenía tal obsesión por jugar a las cartas que no quería perder tiempo de juego en tareas como el comer. Por eso se le ocurrió pedir a su servicio que le llevasen cualquier comida metida entre dos rodajas de pan que fuese sencillo y rápido de comer, con lo que el sándwich originario fue finalmente un filete metido entre panes.
A sus compañeros de juego les hizo gracia la idea, así que empezaron a pedir “lo mismo que Sandwich”.
>Pepito de ternera
Si nos vamos al sándwich original, el pepito sería su primo español.
Según el cocinero Teodoro Bardají, el nombre viene de uno de los hijos del dueño del café Fornos, que se encontraba allá por slkjfdskl en la calle Alcalá de Madrid. En un artículo de 1933 comentaba la historia: todas las tardes, Pepito Fornos, merendaba en el café bocadillo de fiambre. Una tarde, harto de tomar siempre lo mismo, le pidió al camarero algo caliente. En la cocina le frieron un filete, lo metieron entre pan y resulta que el chiquillo se aficionó, sus amigos se lo copiaron y la gente empezó a pedirlo: “un pepito, un pepito”. Y así José Fornos pasó a la historia de la gastronomía.
>Nachos
El nombre de este plato proviene de Piedras Negras, estado de Coahuila en México (cerca de la frontera estadounidense), en 1943. Las esposas de unos soldados norteamericanos llegaron a un restaurante llamado El Moderno después de un día de largos paseos. Ya era tarde y el restaurante estaba a punto de cerrar, pero el responsable no se atrevió a decirles que no daría de cenar a las esposas de unos oficiales estadounidenses, así que decidió improvisar una receta con lo poco que le quedaba en cocina: totopos (o sea, trozos de tortilla fritos o tostados), queso y jalapeños.
Las mujeres se quedaron fascinadas con aquella invención y le preguntaron al responsable del local cómo por el nombre del plato. Éste entendió que le estaban preguntando por su nombre a lo que respondió: “Nacho”, Ignacio Anaya. El resto es historia.
>Carpaccio
No, el pintor italiano Vittore Carpaccio no inventó el carpaccio. De hecho, vivió unos cuatro siglos antes de que el chef veneciano Giuseppe Cipriani cortase unas láminas de carne ultrafinas en 1950 para una condesa a la que los doctores le habían recomendado comer carne cruda. El plato fue un éxito, y cuando Cipriani vio la carne aliñada le recordó a las tonalidades que utilizaba Carpaccio en sus pinturas. Y así lo quiso bautizar.
>Bechamel o besamel
Esta salsa consiste en una masa espesa de mantequilla, harina y leche. Su origen, según los historiadores, se le adjudica al maître de la corte de Luis XIV, François Pierre de la Varenne, que decidió ponerle ese nombre para halagar a Louis de Bechameil (1630-1703), marqués de Nointel que ocupó el cargo de mayordomo de la corte, destacado financiero de las campañas bacaladeras de Terranova, administrador en la corte, embajador y gran aficionado a la cocina.
Pierre de la Varenne escribió el libro Le Cuisinier François en 1651 (obra que señala el paso de la cocina medieval de antaño a la alta cocina moderna), donde por primera vez se tiene constancia escrita de esta receta.
>Tarta tatín
Esta tarta hace referencia a la forma en la que se hornea, con la parte superior hacia abajo, a la que se da la vuelta una vez lista. Este postre francés también se originó en las cocinas de un hotel, aunque por accidente. El nombre proviene del Hotel Tatin, regentado por las hermanas Tatin. Aunque el origen concreto de la tarta no está del todo claro, se cree que por un descuido cocinaron más de la cuenta unas manzanas, y para no tener que desperdiciarlas colocaron por encima una capa de masa, a la que dieron la vuelta a la hora de servirla. El resultado gustó tanto que la incorporaron a su recetario.
>Madalena o magdalena
Préstamo del francés Madeleine. Posiblemente el nombre provenga de una repostera francesa, Madeleine Paumier, que vivió en el siglo XVIII. La magdalena española ya la conocemos. La francesa, la original, tiene forma de concha en su parte inferior pues se hacen con un molde especial.
>Galleta María
Cuando piensas en una galleta si vives en España, la primera que te viene a la mente es ésta sin duda. Se trata de una invención inglesa del siglo XIX. Las primeras galletas María salieron del horno de unos reposteros de Londres, PeekFrean & Cos Biscuits, y las prepararon para conmemorar la boda de la duquesa María Alexandrovna de Rusia, que se casaba con el Duque de Edimburgo. Las galletas tuvieron una gran aceptación en el Reino Unido, ya que iban perfectas para acompañar al té de las 5. En España nos aficionamos enseguida (como en otros muchos países).
>Canelones Rossini
Gioacchino Antonio Rossini (1792–1868) fue un compositor italiano conocido por obras como “El barbero de Sevilla” o “Guillermo Tell. Pero además, Rossini tenía una gran pasión: la cocina. De hecho, es casi tan conocido como gastrónomo que como compositor. Era un amante del yantar, amigo de los grandes cocineros de la época y virtuoso además tras los fogones, pasión que desarrollaba sólo con sus amigos.
Parece ser que Gioacchino perfeccionó los canelones, por lo cual se ha dado nombre a una de las formas de prepararlos.
Pero además, Rossini tenía muchos platos con su nombre: huevos, solomillo, pollo, sopa, ensalada, canelones, cocktail, lenguado, risotto, faisán y más. Algunos los elaboró é mismo, si bien Escoffier fue responsable de gran parte de ellos. En numerosos de estos platos se incluía como uno de los ingredientes principales el foie gras, pues Rossini se pirraba por ellos.
>Pionono
Pastelito que viene a ser una especie de brazo de gitano, pero pequeñito y puesto de pie, sobre el que se vierte una crema tostada y va empapado en almíbar. Este dulce recibe su nombre por el cardenal Giovani Maria Mastai Ferretti, que fue papá entre 1846 y 1878 con el nombre de Pío IX o Pío Nono, que es como se dice en italiano. Fue el último monarca terrenal, pues los papas antiguamente eran reyes de los Estados Pontificios.
El pastelito en cuestión imita la figura rechoncha del pontífice. De hecho, la expresión pionono se usa también con este significado
>Praliné
Crema hecha con chocolate y frutos secos, muy utilizada como relleno de bombones. De hecho, a los bombones que contienen esta crema reciben también el nombre de pralinés. Praliné es un préstamo del francés, un galicismo, que procede del apellido de un mariscal francés del siglo XVII, César du Plessis-Praslin. El segundo apellido pronunciado en francés pierde la sonoridad de la “s” y es una palabra aguda: pralín, praliné. El inventor de esta receta no fue el mariscal, sino su cocinero.
>Fettuccine Alfredo
Fettuccine Alfredo o fettuccine al burro (fettuccine con mantequilla) es un plato de pasta italiana de fettuccine fresco mezclado con mantequilla y queso parmesano. A medida que el queso se derrite, emulsiona los líquidos para formar una salsa suave y rica que recubre la pasta.
El plato lleva el nombre de Alfredo di Lelio. Según relatos familiares, en 1892 Alfredo comenzó a trabajar en un restaurante que estaba ubicado en piazza Rosa (Roma) y regentado por su madre Angelina. Di Lelio inventó este plato en 1908 en un esfuerzo por atraer a su esposa, Inés, a comer después de dar a luz a su primer hijo Armando.
La «ceremonia» de prepararlo junto a la mesa era una parte integral del plato original, lo cual se ha convertido en parte intrínseca del plato.
>Ensalada Waldorf
La ensalada Waldorf lleva el nombre del hotel Waldorf-Astoria en la ciudad de Nueva York , donde se creó por primera vez para un baile benéfico dado en honor al Hospital para Niños St. Mary’s el 14 de marzo de 1896 y en concreto para un cliente particularmente quisquilloso. El maître d’hôtel del Waldorf-Astoria, Oscar Tschirky , desarrolló o inspiró muchos de los platos exclusivos del hotel y se le atribuye ampliamente la creación de la receta de la ensalada. En 1896, la ensalada apareció en The Cook Book de » oscar=»» of=»» the=»» waldorf».
La receta original era solo manzanas, apio y mayonesa. No contenía nueces , pero se habían agregado cuando la receta apareció en The Rector Cook Book en 1928.
>L’Oreiller de la Belle Aurore
El jurista, melómano, gourmet y gourmand francés, Jean Anthelme Brillat-Savarin, fue conocido entre fogones por su libro “Physiologie du Gout”, Fisiología del gusto, una reflexión pionera y única sobre el arte culinario, publicado en los estertores de 1825, dos meses antes de su muerte.
El ilustre gastróforo, tras ejercer como abogado y diputado de los Estados Generales, comerse todo lo comestible en las mesas del príncipe de Taylleyrand y el marqués de Cussy, entre otros ilustres anfitriones que tuvieron el honor de agasajarle, huyó de la Revolución Francesa como alma que lleva el diablo y emigró a los Estados Unidos, donde se ganó la vida como primer violín del Park Theather de Nueva York.
Antes, había dejado memoria cierta de un plato para la historia, Oreiller belle Aurore, literalmente “Almohada de la bella Aurora”, dedicado a su madre, Aurore Recamier. Cariñoso y tierno homenaje de hijo glotón y solterón recalcitrante.
El plato, un pastel rectangular de corteza dorada rematado y ribeteado por un crujiente de encaje tostado, arropa un fastuoso relleno en el que se incluye ternera, perdices, un lomo de liebre, cerdo magro, jamón crudo, tocino, hígados de pollo tuétano de buey, vinagre de vino blanco, aceite de oliva, cebollas, champiñones, tomillo, trufas, huevos, miga de pan, pistacho, caldo gelatinoso elaborado con los hueso de las perdices y el lomo de liebre y mantequilla.
>Salsa Albufera
El chef Adolphe Dugléré, uno de los alumnos de Antoine Carême (cocinero en el que Escoffier se basaba al modernizar la cocina francesa) fue el creador de muchos clásicos de la cocina francesa, e impulsó esta salsa dedicada al Mariscal del Imperio Francés y Duque de la Albufera Louis Gabriel Suchet (1770-1826). El chef elaboraba la Poularde Albufera, un plato aderezado con la salsa Albufera y acompañado de vol-au-vents con trufas, setas y menudillos.
Sobre la Poularde o pularda, apuntar que se trata de un procedimiento de cría de gallinas para uso gastronómico. La propia gallina criada de esta forma recibe también el nombre de pularda o gallina pularda, y es muy apreciada en la alta cocina por la delicadeza de su carne rica en grasa infiltrada, lo que la hace muy especial para platos que requieran horneado.
>Pizza Margarita
Es, como ya sabemos, una típica pizza napolitana condimentada con tomate, mozzarella (tradicionalmente se usa el Fior di latte), albahaca fresca, sal y aceite. Se trata de la pizza napolitana más popular, junto con la marinera.
La tradición cuenta que en junio de 1889, para honrar a la reina de Italia, Margarita de Saboya, el cocinero Raffaele Esposito de la pizzería Brandi1 creó la pizza Margarita, representando sus condimentos (tomate, mozzarella y albahaca) los colores de la bandera italiana. Fue la primera receta en incorporar queso.
No obstante, lo que ahora se llama pizza Margarita ya había sido preparado antes de su dedicación a la reina de Italia. Francesco De Bouchard describió en 1866 los principales tipos de pizza, que actualmente se denominan marinera, Margarita y calzone: “Las pizzas más comunes, llamadas coll’aglio e l’oglio (‘con ajo y aceite’), se condimentan con aceite, sobre el que se extiende sal, orégano y trozos de ajo muy picado. Otras se cubren con queso rallado y se condimentan con manteca de cerdo, poniéndose luego encima unas cuantas hojas de albahaca. A las primeras se añaden con frecuencia peces pequeños, y a las segundas lonchas finas de mozzarella. A veces se emplean lonchas de prosciutto, tomate, almejas, etcétera. A veces se dobla la masa sobre sí misma formando lo que se llama calzone”.
Por otra parte, ya en 1830, un tal Riccio ya había descrito en el libro Napoli, contorni e dintorni una pizza con tomate, mozzarella y albahaca.
>Bloody Mary
El Bloody Mary es un cóctel de fama internacional. Una de las teorías más extendidas dice que su creación se debe a Fernand Petiot, que preparó por primera vez esta bebida en el año 1921, en el Harry’s Bar de París. Su nombre se debe María I de Inglaterra.
>Ensalada Olivier o ensaladilla rusa
Plato típico en varios países de Europa, Asia y América. Dependiendo de la tradición culinaria de cada región puede llevar diversos ingredientes, pero por norma general incluye siempre patatas y otras hortalizas cocidas amalgamadas con mayonesa.
Lucien Olivier (1838-1883), cocinero ruso de origen franco-belga, popularizó la ensalada junto a un socio ruso, Yakov Pegov, con el que abrió el restaurante Hermitage en 1864 en el centro de Moscú. Dedicado a la alta cocina francesa y con una decoración y servicio de lujo, el Hermitage se hizo rápidamente conocido entre la élite moscovita. Allí Olivier servía una ensalada hecha con carne cocida de urogallo, perdiz o venado alternadas con capas de caviar, alcaparras y caldo en gelatina. Alrededor llevaba colas de cangrejo y lengua de ternera, además de patatas cocidas, huevos duros y pepinos, todo ello coronado por una mayonesa aderezada con mostaza y especias.Al parecer, los clientes solían mezclarlo todo junto en el plato y el cocinero decidió servir la ensalada de ese modo, picada en trozos pequeños y con más salsa. De este modo se hizo célebre la receta en Moscú, bajo el nombre popular de Салат Оливье o «Ensalada Olivier».
>Huevos Benedict
Los huevos Benedict (en inglés, eggs Benedict), también conocidos como huevos benedictinos, son un plato que consiste en dos mitades de un muffin inglés, una tostada, u otros tipos de panes, generalmente cubiertos con jamón cocido, panceta o pastrami, huevos escalfados y la muy popular salsa holandesa.
Resulta curioso que un plato tan sencillo tenga tantas posibles explicaciones para describir su origen:
1. En una entrevista realizada en la columna «Talk of the Town» del The New Yorker en el año 1942, el año antes de su muerte, Lemuel Benedict, un corredor retirado de Wall Street, reclamaba en el lujoso Waldorf Hotel en el año 1894 encontrar la cura a la resaca y para ello pidió: «tostada con tocino huevos escalfados y salsa holandesa”. Oscar Tschirky, el maître d’hôtel conocido como el legendario «Oscar of the Waldorf», se impresionó por la petición y pronto lo incluyó en el menú de desayuno, pero sustituyó la tostada por el Muffin inglés.
2. Craig Claiborne en septiembre del año 1967 escribió una columna en The New York Times Magazine sobre la carta recibida por Edward P. Montgomery, un estadounidense que residía en Francia. En ella, Montgomery relataba que el plato fue creado por el comodoro E.C. Benedict, un banquero que murió en el año 1920 a la edad de 86. Montgomery incluyó una receta para los eggs Benedict, mencionando que se la había enseñado su madre, quien la recibió de su hermano, que era, a su vez, amigo del comodoro.
3. Mabel C. Butler de Vineyard Haven, Massachusetts, en una carta de noviembre de 1967 impresa en el The New York Times Magazine responde a Montgomery, contando la «verdadera historia, bien conocida por los parientes de la esposa de Le Grand Benedict», de quien ella fue una cliente. La historia reza así: «Mr. y Mrs. Benedict, cuando vivían en New York a finales de siglo, comían cada viernes en Delmonico’s. Un día, la Sra. Benedict dijo al maitre d’ hotel, «¿No tiene usted hoy algo nuevo y diferente que sugerirnos?» Y él les indicó huevos escalfados sobre una tostada de bagels ingleses y una tira de jamón, todo ello recubierto de salsa holandesa.
>Tarta Pavlova
Se trata de un tipo de postre elaborado con merengue denominado así en honor a la bailarina Anna Pávlova, de quien se dice el creador de este postre vivía enamorado.
Es un pastel crujiente por fuera y muy cremoso y ligero por dentro. Los habitantes de Nueva Zelanda y los de Australia han reclamado por igual la propiedad de la receta para sí, al igual que el Anzac biscuit, aunque el libro más antiguo que describe la receta fue publicado en Nueva Zelanda.
Según escribe el biógrafo de la bailarina, cuando ésta se encontraba en su gira mundial de 1926, durante su estancia en Nueva Zelanda, el chef del hotel donde Ana Pávlova se hospedaba inventó este postre para sorprender a la bailarina.
>Buey Wellington
El Buey Wellington es una forma de preparar el lomo de buey cubierto con paté (a menudo paté de fuagrás) y duxelles, envuelto luego en jamón, hojaldre y horneado. Algunas recetas incluyen envolver la carne cubierta en un crepe para retener la humedad y evitar que el hojaldre se humedezca.
El origen del nombre no está claro y la primera receta registrada que lo lleva apareció en un libro de cocina de 1996.
Vayamos con las variadas y variopintas versiones sobre su origen:
Hay teorías que sugieren que alude a Arthur Wellesley, primer duque de Wellington. Otras van más allá y sugieren que la denominación se debió por su afición a un plato de carne de vacuno, trufas, setas, vino de Madeira y paté cocido dentro de masa, aunque no existen pruebas que permitan asegurarlo.
Otras versiones simplemente atribuyen el nombre a un cocinero patriótico que habría querido dar un nombre inglés a la variante local del filet de boeuf en croûte francés durante las Guerras Napoleónicas.
Existe otra teoría más, si cabe más peculiar: en realidad, el plato no habría sido llamado así por el duque, sino más bien porque su acabado tenía cierto parecido con las botas militares marrones brillantes que recibieron su nombre.
A veces se usa informalmente el término «Wellington» para describir otros platos en los que la carne se cuece en un hojaldre, siendo las variantes más comunes el solomillo Wellington, la salchicha Wellington, el cordero Wellington y el salmón Wellington.
>Janssons frestelse
Janssons frestelse (en sueco «La tentación de Jansson») se trata de un plato tradicional de la cocina sueca elaborado con filetes de ansjovis (Sprattus sprattus), patatas, cebollas, y crema. El plato es también muy popular en Finlandia como «Janssoninkiusaus».
El nombre se ha asignado a menudo con al cantante de ópera Pelle Janzon (1844-1889), recordado como un gran gourmand.
Sin embargo, otra versión de su origen se atribuye a Gunnar Stigmark según el artículo «Så var det med Janssons frestelse” publicado en el periódico especializado Gastronomisk kalender. De acuerdo con Stigmark el nombre se tomó prestado del film Janssons frestelse (1929) protagonizado por el popular actor sueco Edvin Adolphson. Según Stigmark, el nombre fue tomado de la película por su madre, quien lo preparó en primicia para una cena social con la ayuda de su chef.
Sea cual sea realmente su origen, lo verdaderamente cierto es que la receta se publicó por primera vez en 1940 y rápidamente se estableció como un clásico de la mesa navideña sueca. Ahora es tan popular que ningún julbord (mesa navideña) estaría completa sin Janssons frestelse.
>Wibele
Las Wibele son galletas dulces muy pequeñas originarias de la ciudad franconia de Langenburg (Alemania), si bien actualmente se consideran una especialidad de Suabia. La masa se elabora con clara de huevo, azúcar glas, harina y azúcar vainillada. Son parecidas al Russisch Brot (pan ruso), otro tipo de galleta alemana, con la diferencia de que sólo se hornean hasta que están ligeramente doradas. Se les da forma de 8 y formalmente deben tener 22 mm de largo por 12 de ancho.
Fueron inventadas por el cocinero real del príncipe Hohenlohe-Langenburg, Jakob Christian Carl Wibel. El Café Bauer de Langenburg es la única empresa autorizada a producir el Original Wibele, debido a que su propietario registró los derechos en 1911. Sin embargo, las galletas Wibele son fabricadas por otras compañías.
>Oh Henry!
¡Oh Henry! es una barra de chocolate que contiene maní , caramelo y dulce de azúcar recubierto de chocolate.
Hay dos versiones de Oh Henry! bar historia de origen. El fabricante Nestlé dice que la barra fue presentada por George Williamson y su Williamson Candy Company of Chicago en 1920 en Estados Unidos . La historia alternativa más popular es que Thomas Henry, gerente de Peerless Candy Co. en Arkansas City, Kansas, inventó un bar que llamó «Tom Henry Bar» a fines de la década de 1910 y vendió la receta a George Williamson en 1920. Allí Sin embargo, no hay documentación creíble de esta historia.
También hay relatos alternativos del origen del nombre del bar. La historia apoyada por Nestlé es que había un niño llamado Henry que frecuentaba la segunda tienda de dulces de George Williamson. Se convirtió en el favorito de las jóvenes que trabajaban allí, que decían «Oh Henry» cuando hablaban con él o sobre él, y Williamson usó esta frase para nombrar su nueva confección. La otra historia (indocumentada) es que el nombre fue cambiado de Tom Henry Bar a Oh Henry! cuando fue comprado por Williamson. Los mitos populares dicen que recibió su nombre de O. Henry o Henry Aaron.
>Clementinas
Llamadas así por Père Clément Rodier, un monje francés que vivió en el norte de África a principios del siglo XX. Al parecer, encontró una mutación natural de la mandarina que cultivó (o creó) un híbrido de mandarina y naranjas de Sevilla. No obstante, la fruta podría haberse originado mucho antes en Asia.
>Granny Smith
Granny Smith es una manzana originaria de Australia de 1868 de una plántula casual propagada por Marie Ana (Granny) Smith, de ahí que la manzana lleve su nombre.
>Cereza Bing
El horticultor de Oregón Seth Luelling (o Lewelling) desarrolló la cereza alrededor de 1875, con la ayuda de su capataz de Manchuria Bing, quien le dio su nombre.
>Bauru
La receta tradicional de este popular sándwich brasileño requiere queso (generalmente mozzarella ) derretido al baño María , rodajas de rosbif , tomate y pepino encurtido en un panecillo francés sin la miga (la parte interior blanda).
El Bauru tiene una historia bastante bien documentada. En 1934, un estudiante de la Faculdade de Direito do Largo de São Francisco en São Paulo, Casemiro Pinto Neto (conocido como Bauru por venir de la ciudad del mismo nombre), entró en Ponto Chic, un restaurante en el que tradicionalmente se reunían los estudiantes, y le pidió al cocinero que preparara un sándwich con sus especificaciones. «Bauru’s Sandwich» fue un éxito inmediato y, finalmente, se convirtió en el plato más vendido del lugar.
Sin embargo, muchos otros restaurantes ofrecen sándwiches llamados Bauru con diferentes combinaciones de ingredientes, por ejemplo, con jamón en rodajas en lugar de rosbif o pan en rodajas en lugar de pan francés.
Finalmente, la ciudad de Bauru nombró al tradicional Bauru como el sándwich oficial de la ciudad, codificando la receta en una ley municipal e instituyendo un programa de certificación oficial.
>Bistec Delmonico
Llamado así por el restaurante Delmonico’s de los hermanos Delmonico , en un momento considerado el mejor restaurante de los Estados Unidos. El bistec Delmonico y la langosta a la Delmonico se encuentran entre los muchos que llevan el nombre del restaurante y / o sus dueños. El chef del restaurante Charles Ranhofer (1836–1899) nombró muchos platos en honor a personajes históricos, celebridades de la época y clientes favoritos.
>Duxelles
Se trata de una salsa o guarnición compuesta por una mezcla finamente picada de champiñones o tallos de champiñones, cebollas o chalotes , hierbas como tomillo o perejil y pimienta negra, salteados en mantequilla y reducidos a una pasta . A veces también se usa crema y algunas recetas incluso agregan una pizca de madeira o jerez .
Es una preparación básica que se utiliza en rellenos y salsas o como guarnición. Las duxelles también se pueden rellenar en un bolsillo de masa cruda y hornearse como una tarta salada.
Duxelles se elabora con cualquier hongo silvestre o cultivado, según la receta. Así, las hechas con hongos porcini silvestres tendrán un sabor mucho más fuerte que las elaboradas con hongos blancos o marrones.
Se dice que Duxelles fue creado por el chef francés del siglo XVII François Pierre La Varenne (1615-1678) y que recibió su nombre de su empleador, Nicolas Chalon du Blé, marqués de Uxelles y mariscal de Francia .
Muchos libros de cocina clásicos definen los duxelles como hongos deshidratados, utilizados como rellenos y rellenos de pastelería. Según Auguste Escoffier, los champiñones se deshidrataron para mejorar el sabor y minimizar el contenido de agua. Cuando se cocinan los champiñones frescos, liberan enormes cantidades de vapor en relación con su tamaño. Por lo tanto, los champiñones frescos utilizados como relleno o rellenos de pastelería podrían acumular presión dentro del plato o la masa, haciendo que se agriete o incluso explote.
EXPRESIONES COLOQUIALES GASTRONÓMICAS
Miremos ahora a la inversa, a toda esa serie de dichos populares con la comida de por medio:
· Contigo, pan y cebolla: vamos, que me da igual que no tengas un duro, que yo me quedo contigo hasta el final de mis días… amorcete.
· Montar un pollo: montar un escándalo sin venir a cuento.
· Le falta un hervor: dícese de quien es un tanto paradete, falto de iniciativa y preparación. Que está un pelin verde, vamos. También se usa para hablar sobre alguien que no acabas de ver cuerdo del todo.
· Tener una empanada mental: despistado, liado, confuso, con las ideas un poco desordenadas.
· Estar metido en el ajo: formar parte o estar involucrado en algo, ya sea bueno o malo.
· Ir a freír espárragos: que te deje en paz. Díselo. Estás harta de él. “Vete a freír espárragos, tío”.
· Importar un pimiento, comino, pepino o rábano: = nada. ¿Qué habrán hecho estos pobres alimentos para merecerse esto?
· Estar como un queso: Guapo, atractivo, sabroso.
· Estar de toma pan y moja: para los que no les gusta el queso (ellos se lo pierden).
· Estar más bueno que el pan: Queso 1 – Pan 2.
· Tirarse el pisto: eres un poco fantasioso, te inventas y adornas la realidad y se te ve el plumero. Fantasmilla.
· Más largo que un día sin pan: ya sea en altura o en tiempo.
· Es pan comido: está chupado, es fácil y no cuesta esfuerzo alguno.
· Ir pisando huevos: andar lento, pero que muuuuuy leeeeento.
· Con un par (de huevos): Vamos, atrévete valiente que tú puedes. También echarle un par.
· ¡Ostras!: me has dejado alucinado (para bien o para mal).
· No hacer ni el huevo: no mover un dedo. Nada de nada, lo que se dice claramente no-hacer-nada.
· Que te den morcilla: nada que ver con esa sabrosa ración de bar, más bien todo lo contrario: te están despreciando.
· Me cago en la leche: una forma suave de decir jod…, pero menos finolis que «caracoles» o «repámpanos».
· Comerse el coco: que das muchas vueltas a las cosas. Relájate y déjate llevar. Be water my friend.
· Ajo y agua: a jorobarse y a aguantarse. Sin más.
· Llevar una buena torrija o una buena merluza encima: que te has emborrachado, así a lo tonto. Verás tu mañana qué alegría.
· Estar aplatanado: bajo de forma, generalmente por los calores extremos (en Extremadura no te desplatanas hasta finales de septiembre). Que se te quitan las ganas de todo.
· Estar empanao: Atontado, atolondrado o, sencillamente, abobado. Que no se entera de nada, vamos. También «estar a por uvas».
· Estar a por uvas: primo hermano del empanao.
· Estar avinagrado: amargado, eternamente negativo. Que nadie te aguanta. Mantén las distancias con individuos de esta naturaleza.
· Comerse un marrón: cuando te toca lidiar con una situación poco agradable por decirlo con suavidad.
· No hay pan para tanto chorizo: entendiendo chorizo como ladrón, pues que no hay suficiente dinero para tanto jeta. Y no miramos a nadie…
· A falta de pan, buenas son tortas: dedicado a quienes tienen capacidad de aceptar menos de lo que aspiran.
· Dar la vuelta a la tortilla: cuando la vida da un giro de 180 grados. Bienvenido si es para bien, maldita sea si es para mal.
· No está el horno para bollos: ¿Pedirías a tus padres una moto después de catear todo un semestre? Pues eso. Mejor esperar a que se enfríe el horno.
· Ponerse como un tomate: colorado de vergüenza, de risa o por haberse pasado horas al sol. Muy guiri. Más rojo que un tomate.
· No tienes sangre, tienes horchata: las prisas no van contigo. Que viva la calma y la quietud… oooohhmmmmm.
· Al pan, pan y al vino, vino: llamemos a las cosas por su nombre. La prosa para las novelas.
· Se parecen como un huevo a una castaña: que no sé dónde les encuentras el parecido, vaya.
· Te la dan con queso: te la cuelan, te meten un gol o te la meten doblada.
· Corta el bacalao: es el amo, el jefazo, el dueño y señor. Él decide y los demás acatan.
· No es trigo limpio: mucho cuidado, que no es tan bueno como parece. Sólo fachada.
· Poner a caldo: criticar, así de sencillo. Y debe ser que nos va el tema a juzgar por su cantidad de variantes «a caer de un burro», «verde», «de vuelta y media», «a parir», “como un trapo”…
· Ser la leche: de lo mejor que nos pueden decir. Lo más de lo más, piropazo. Aunque eso sí, si te lo grita tu madre con mala cara prepárate.
· Estar como un fideo: más allá de la delgadez. Flaco, pero muy flaco.
· Con las manos en la masa: que te han pillado en plena faena. Y no necesariamente cocinando.
· Te han «pillao» con el carrito del «helao»: más de lo mismo. Sorprendido in fraganti.
· Comer la tostada: te están engañando, Fernando.
· Más fresco que una lechuga: cuando lo tuyo es la desvergüenza o bien estás descansado.
· Blanco y en botella: tan claro como la luz del día, de cajón. Porque todos sabemos qué es… ¿o deberíamos decir ahora blanco y en brick?
· Ponerse como una sopa: sales con cielo despejado y de repente una nube te elige a ti. Calarse hasta las cejas.
· Quien se pica, ajos come: si te ofendes por lo que digan los demás, será porque algo de cierto haya en ello, ¿o no?
· Las cosas claras y el chocolate espeso: sin dejar lugar a dudas, hablando claramente.
· No entender ni papa: no comprender nada. Pero ni una palabra.
· Dar calabazas: esto mejor darlo que recibirlo. Amor no correspondido.
· ¿No quieres caldo? Pues toma dos tazas: basta que algo no te guste para que te venga por partida doble. El colmo de la mala suerte.
· Vivir de la sopa boba: aplicable al típico parásito que vive a costa de los demás. Mantenerse alejado de él, a ser posible.
· Estar hasta en la sopa: estar por todos lados, omnipresente. Esquina que tuerces, esquina en la que tropiezas con él o con ella… qué pesadilla.
· Pedir peras al olmo: lo imposible. No lo pidas, porque no va a pasar.
· Sacar las castañas del fuego: ayudar a otro a salir de un entuerte, a sabiendas de poder resultar perjudicado por ello. Sólo para valientes y altruistas.
· Se te va a pasar el arroz: Lo que las madres y abuelas espetan a sus hijas cuando se acercan al final de su edad fértil. No comments.
· No comerse un rosco o colín: que no ligas.
· Cuando seas padre, comerás dos huevos: de cuando las familias apenas tenían que comer, pero contaban con una gallina cuyos huevos se reservaban para el cabeza de familia.
· No todo el monte es orégano: que no todo en la vida es sencillo. Aunque el orégano crezca en los montes con una facilidad pasmosa.
· Perder el mojo: Austin, you lost your mojo. Te quedaste sin tu esencia y tu magia, baby.
· Media naranja: el amor de tu vida, aunque no se lo demuestres todos los días.
· Lentejas, si quieres las tomas y si no las dejas: es lo que hay, tú verás.
· Con esto y un bizcocho, hasta mañana a las ocho: que ye hemos terminado. Mañana será otro día.
· De higos a brevas: raramente. Difícil será que vuelvas a verlo.
· Ser harina de otro costal: entonces estamos hablando de otra cosa diferente.
· Estar más fuerte que el vinagre: si es que vas a estallar la camiseta.
· Ser un merluzo o un besugo: es que eres bobo, directamente.
· Temblar como un flan: cuando estás ante ese momento tan importante, el cuerpo te lo dice. Si no, no sería tan trascendente.
· Poner la guinda: o ponerle la guinda al pastel. Rematar algo muy bien.
¿Conocéis vosotros alguna expresión más? Estamos seguros que así es.
QUE SI QUIERES ARROZ CATALINA, ¿HÍBRIDO O ARABISMO?
“Que si quieres arroz Catalina”: vamos, que nos ignoran.
Podríamos encontrarnos ante un caso particular, un híbrido, pues además de expresión coloquial podría tener su epónimo. Pero no es así…
Aunque ya existían diferentes opiniones sobre si la tal Catalina era esposa de un judío converso residente en León o quizás la propia Catalina de Médici, lo cierto es que el lexicógrafo, arabista y académico de la RAE, D. Federico Corriente Córdoba, añadió una nueva hipótesis a las anteriores.
En su discurso de ingreso como académico numerario, mencionó algunas expresiones árabes que pasaron al registro medio del castellano en forma de refranes, proverbios y locuciones (a pesar de ser hoy ininteligibles o absurdos desde el punto de vista semántico) por su estructura fonética, morfológica, sintáctica o simplemente léxica.
Pues bien: la hipótesis que lanza Corriente es que la frase que nos ocupa es una transcripción al oído castellano de la expresión morisca «‘tiríd ‘ala rrús, aqtá‘ lína», que literalmente quiere decir «¿quieres al novio? ¡Acláranoslo!», pregunta ritual que hacían a las mujeres durante la celebración de sus segundas nupcias en al-Ándalus.
También se dice que se trataba de una frase hecha con la que los andalusíes aludían a algo que no obtiene fácil respuesta.
En cuanto a las historias sobre la posible existencia de Catalina, ésta nos ha resultado la más simpática:
La frase parece tener su origen en una señora llamada Catalina que vivía en los tiempos de Juan II de Castilla (siglo XV), esposa de un judío converso residente en León muy aficionada a los condumios de arroz, un cereal del que hablaba maravillas en cuanto a sus propiedades salutíferas y profilácticas (según ella, no había dolencia o mal para el que el arroz no tuviera alguna sustancial ventaja terapéutica). Pasaron los años hasta que Catalina enfermó de gravedad. Familiares y amigos, sabedores de su fe arrocera, se llegaban hasta el lecho para ofrecerle el remedio que durante tanto tiempo ella misma había elogiado…
“¿Quieres arroz, Catalina?”, le repetían uno tras otros sus deudos, pero la buena mujer, en los arrabales de la muerte, no tenía ya fuerzas para responder a la oferta.
Ellos y ellas, pensando quizá que la enfermedad le había afectado al oído, llegaron a gritarle a coro: “¡Que si quieres arroz, Catalina!”.
La moribunda guardó silencio hasta que le llegó el momento de exhalar el último suspiro, por lo que la conminatoria pregunta pasó al acervo popular como símbolo o sinonimia de alquien que se obstina en ignorar olímpicamente aquello para lo que se requiere de su conformidad.
Así que haciendo uso de una de estas expresiones despedimos este artículo: y con esto y un bizcocho, hasta mañana a las ocho.