RESTAURANTES

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Corrían los años 90, cuando Antonio Santiago Cervera y Teresa Castro Ávila decidieron dejar atrás Barcelona, trasladándose a un pueblo de gran fama, Casar de Cáceres, conocido por sus exquisitas “Tortas del Casar”. El matrimonio deja atrás largos años en la gran y estresante urbe, para adentrarse ahora en una nueva andadura.

Y así, en el año 1992 comienzan en el sector de la hostelería, en la Nacional 630 km.542 cruce con la comarcal Arroyo de la Luz – Casar de Cáceres, donde su gran dedicación y atenciones hacen que viajeros y profesionales -transportistas, comerciales- que la transitan, se sientan atraídos y hagan un alto en el camino para deleitarse con exquisitos platos caseros tradicionales de esta comarca, que las fabulosas cocineras del Restaurante El Gallo elaboran a diario.

Nos cuenta Antonio lo difícil que fue el inicio de esta nueva aventura profesional, pues el venía de trabajar en un sector diferente. Muchas horas de trabajo y su atención a la clientela, para que siempre marchara satisfecha de su restaurante, han hecho posible de El Gallo -tal y como todo el mundo lo conoce-, un referente a nivel nacional.

Antonio también comenta que decidieron enfocar su negocio hacia un segmento muy determinado, y opina que su éxito recae en varios factores: su amplia y variada oferta (en el menú del día de hoy, por ejemplo, ofrecen 26 primeros y 28 segundos), su relación calidad-precio y sobre todo, su rapidez y buen servicio gracias una agradable plantilla profesional, siempre pendientes de que sus clientes se sientan siempre como en su propia casa y salgan del establecimiento con una sonrisa y deseos de volver.

La excelente calidad de sus platos hace difícil aconsejar un favorito: degustar unas “exquisitas tencas” sentado en la gran terraza en las cálidas noches de verano, un frite extremeño de chuparse los dedos, solomillo de cerdo con torta del casar, un bacalao con tomate, carrilleras ibéricas en salsa o judías con chorizo. Vamos, que resulta difícil no agradar al más exigente paladar con tan extensa oferta.

La entrada en servicio de la Autovía A-66 en el año 2006 supuso para Antonio-Teresa y su hija Mª Ángeles un nuevo reto empresarial, pues los viajeros trasladaron la circulación a esta nueva vía más cómoda. Nos supuso, dice Antonio, mayores esfuerzos e importantes inversiones económicas que tuvimos que afrontar, consiguiendo en el año 2013 inaugurar el nuevo segundo restaurante en el kilómetro 539 de la citada Autovía, con el fin de continuar estando cerca de sus clientes.

En este nuevo establecimiento, de mayor dimensión y espacio, queríamos seguir ofreciendo el mismo servicio al cliente mejorando así mismo nuestra atención, comenzando por ofrecerle el horario 24 horas. Las nuevas instalaciones disponen ahora de amplias y modernas zonas de comedores, servicio de higiene para los profesionales, amplias zonas de aparcamientos, una gran terraza exterior… Y para los más pequeños, una zona infantil ¡con castillo hinchable!, para que ellos también disfruten.

Estas nuevas instalaciones, dada la capacidad de nuestros comedores y la demanda de Cáceres Capital por su proximidad, nos han posibilitado ofertar un nuevo servicio: celebrar comuniones, bodas y banquetes. Y por cierto, están siendo todo un éxito.

Actualmente El Gallo se encuentra en el tramo final de una nueva ampliación de sus servicios: una gasolinera Repsol 24 horas y una “tienda gourmet” especializada en productos de Extremadura de gran calidad. Ahora sus clientes también podrán repostar, o bien comprar productos de la tierra: ibéricos, las siempre deliciosas «Tortas del Casar”, los dulces caseros o la artesanía de la zona. Su inauguración tendrá lugar en septiembre de 2017.

La mejor publicidad es el propio cliente cuando sale contento, “el boca-boca”. Pero sobre contar con la extraordinaria plantilla de 21 personas que actualmente tenemos, dispuestas todas a hacer las delicias del cliente, nos dice su hija Mari Ángeles que también forma parte de este equipo de profesionales. Ella está al frente del primer establecimiento, donde continúa con la labor desarrollada por sus padres… y la adereza con su impronta juventud.